28 February 2014

No Vaya Adelante; No Cobre $200.

Este artículo está inspirado en parte por mi amiga Bridgette, autora del blog, Mientras En Este Lado (While On This Side).  Si lee inglés, entonces le animo leer su último artículo, It's Not Over Until The Fat Lady Sings, (No se Termina Hasta Que Cante La Gordita), una perspectiva honesta y franca sobre los efectos de una vida sin examinación o balance.
                                                                                     

Me gusta mover.  Me gusta estar ocupada.  Me encanta el baloncesto porque puedo correr.  Me gusta manejar recio (la policía local de mi ciudad ya me conocen por nombre). Disfruto tareas que me desafian y me empujan a crecer y aprender.

Ese mismo impulso es la razón por cuál me gusta tanto el trabajo que Dios me ha permitido hacer para Él durante los últimos tres años: entrenando maestros, levantando y organizando ministerios, consulta de eventos, y coordinando alcances evangelisticos a las comunidades.

En verano de 2013, Dios comenzó hablar con mi corazón y prepararme para un cambio de ritmo... y yo le resistí.

En mi tiempo de oración, quejé con mi Padre Celestial como niña: golpeé mis puños internos y pateé las puertas de cielo con mis pies, y le expresé honestamente y francamente cuán cómoda me sentía con el rítmo de mi vida actual.  Yo le mostré mi corazón. Yo no quería experimentar un "respiro."  Yo había vivido a través de "respiros" anteriormente en mi vida, y no me interesaron.

Sabes, se sucede algo muy peligroso cuando permitas que tu vida profesional se desborda a tu vida personal: cuando no esté la profesión, te olvida de quién eres sin ella.  Yo no quería perder mi persona que había encontrado en esos últimos 3 años.  Había aprendido ser confidente, independiente, y asertiva: calidades naturales que me pertenecían antes que sufrí ciertas circunstancias en la vida, y por fín las había encontrado de nuevo; sin embargo, las asocié con lo que yo hacía, no con quién yo era.

Entonces, cuando Dios dijo, "Es tiempo a parar," yo simplemente seguía adelante.

Lo curioso de Dios es, aún que es lleno de gracia y misericordia, Él tiene la última palabra.

Yo sabía que mi viaje a México en el Otoño de 2013 sería mi ultimo viaje de ministerio para un rato; lo había aceptado y aún hablé con otros acerca de mis futuros planes.

Lo que no esperaba fue el cambio de corazón que Dios provocó dentro de mi.  El Espiritu Santo me guió a través de nuevos sermones que jamás había predicado, tocando temas para que siempre he estado apasionada: misiones locales, justicia social, adoración como estilo de vida, y discipulado para toda la vida.  Aúnque estaba en México para los ministerios de niños, Dios aún así reorientó mis pasiones.

Mientras observé calladamente a los cambios en mi corazón y vida, me pregunté muchas veces que tenía Dios para mi futuro.

Cuando regresé a los estados unidos, sentí una gran bofetada de realidad: tuve una necesidad inmediata de un apartamento, un trabajo fijo, un montón de cuentas para pagar, y reparaciones a mi carro.  No importaba si me gustaba o no, este cambio iba a suceder.

Estamos tan agudos para escuchar a Dios decirnos "vaya adelante," pero estamos mucho menos atentivos a su voz cuando nos susurra "párate."

Cuatro conferencias consecutivas se cancelaron en menos de un mes y medio por razones fuera de mi control.  Si yo no le escucharía, Dios quería asegurar que le prestara atención.

En el principio, sentí como niña jugando un juego de Monopolio.  Recuerdo la primera vez que lo jugué con mi familia, y la trauma que sentí cuando no podía ir adelante, no me dieron $200, y me enviaron al "carcel."  Esto fue mi carcel.  No tenía dirección y no tenía idea lo que vendría luego.  No tenía control.  Lo peor era que no estaba moviendo.  Estaba parada, y no sabía que hacer.

En su blog, "Mientras En Este Lado" ("While On This Side,") mi amiga Bridgette lo dice muy bien:

"No podía ver que yo había perdido mi filo, estuve desgastada, y había perdido mi balance, pero Dios si lo vió.  El sabía que yo había perdido mi aliento, intentando a correr tras el viento, tratando a atraparlo. Él sabía que estaba exhausta por mis intentos de balancear una escala desequilibrada, parada sola bajo el lado más pesado y tratando de sostenerlo en el aire. Él sabía que yo necesitaba tranquilidad.  Dice Eclesiastes 4:6, Más vale poco con tranquilidad que mucho con fatiga, ¡corriendo tras el viento! ... Llegando a términos con una vida desequilibrada y negada no es nada facil."

Recién, un amigo me comentó, "¿Porqué siempre tienes que saber lo que sucederá mañana?  Simplemente disfrutas lo que tengas hoy, y Dios se encargará con lo demás."  Una observación tan sencillo, y aún lo había dicho a otros; pero es más facil dar consejo que tomarlo.

Entonces, estoy tomando la vida un día a la vez, y en mi caminar, Dios está encuadrando todo.  Estoy mudando a mi nuevo apartamento en este fin de semana; he comenzado un trabajo fijo; el Señor me ha bendecido con el dinero para reparar mi carro; y estoy en un plan para pagar las cuentas.

En cuento al ministerio, todavía no sé que planes tiene Dios para mi, pero creo que parte del "equilibrio" que tengo que dominar es el aprender de simplemente ser "YO" sin expectativas externales: nada que ver con el ministerio, o mi trabajo, o mi conducta social; solamente ser YO.

¿Y la lección que estoy aprendiendo? La vida es para vivir, no manejar. Entonces, no pierdas el tiempo derrochando el presente con preocupaciones.  ¡Disfruta cada momento y confias en el autor de tu historia - aúnque no sabes el fin de la novela, Él ya lo tiene escrito, entonces permita que Él te guie a través de esta maravillosa historia se llama "La Vida."

No comments:

Post a Comment