01 October 2013

Esperando...

Creo que sin duda, puedo decir que Jeremías 33:3 es el versículo de mi vida.  Desde el día que le dí a Jesucristo mi corazón por completo, Él me ha mostrado una por otra vez caminos que fueron desconocidos a mi anteriormente, y ha sido fiel en cumplir cada palabra que me ha dado.  Mi vida ha sido la aventura más grande desde que Jesús tomó control de ella como Rey y Salvador.

En 2001, Dios me dio una profecía inesperada: "Te enviaré a un pueblo que no es tu pueblo para predicar mi palabra en una lengua que no es tu lengua."

Yo siempre he creído que cuando Dios nos dé una profecía del futuro, es una cortesía suya de incluirnos en sus planes; un cumplimiento de su promesa de Jeremías 33:3.  Entonces, guardé las palabras en mi mente, y seis años después, visitando a México como una misionera, se cumplió la promesa.  Desde entonces, he estado trabajando con la comunidad latinoamericana a través de las américas, predicando en una segunda lengua a un pueblo que no es lo mío pero a lo cual amo bastante.

En 2009, Dios me dio otra promesa.  Me mostró en sueño un lugar en específico a lo cuál yo tenía que llegar y quedarme por una cierta cantidad de tiempo.  Sin embargo, en el sueño, Dios me dijo, "No será mucho tiempo y saldrás de allí; pero no temes, porque iré contigo, y tengo planes para ti.  Te enviaré a ..."  En el sueño, su voz se me hizo más y más lejos mientras me desperté, y justo antes de despertarme, leí el nombre de un país en un señal de cruce caminos, pero cuando ya me despertaba, no podía recordar más que la primera letra del nombre del país.

Yo fui a donde el Señor me había enviado específicamente, y según su palabra, entre dos meses salí de ese lugar.  Desde entonces, he sentido fuera de lugar a donde vaya, en un estado constante de peregrinaje, caminando hacía un lugar desconocido con solamente el espíritu santo como mi navegador y la memoria de la primera letra del destino.  El Señor me recuerda a menudo, "Te hice la promesa, entonces no te desaferras de ella.  En mi tiempo perfecto, cumpliré mi palabra."  A veces, no es acción que pida el Señor; es esperanza y paciencia.

Hace unos meses atrás, comencé hacer conexiones en un país desconocido a mí.  Se me hizo raro que no le conocía a nadie allí, y de repente, comencé a recibir de allí peticiones e invitaciones para conferencias y apoyo a través de Transformar.  Yo pacientemente dejé el asunto en las manos del Señor y le pedía dirección y claridad, diciéndole que si era su voluntad, entonces Él tendría que abrir las puertas adecuadas para que yo vaya.   

En esta semana, recibí una noticia que una puerta se había abierto en este mismo país para que yo vaya.  Me asombró la noticia, era totalmente inesperada, y comencé inmediatamente a orar para dirección.  Una paz increíble me cayó, y el Señor me susurró en mi espíritu, "Fijas al nombre del país, y recuerdas que soy fiel."  Mis ojos llenaron de lagrimas y mi corazón comenzó a danzar en alegría cuando leí la primera letra del nombre, y por la primera vez en cuatro años, recordé el nombre en el señal que había visto en mis sueños.

No sé porque Dios le ama a este país tanto que me lo mostró hace 4 años atrás.  No sé que me espera cuando llegué.  Y, de verdad, no sé cuando yo podré ir.  Pero sé que lo haré, y Dios irá conmigo, porque Él es sumamente, exageradamente, increíblemente FIEL.  Y hasta que cumple su palabra en mi vida, esperaré en Él.