En 2001, me arrodillé ante el altar en el campamento de jovenes de mi iglesia, y acepté el llamado de Dios sobre mi vida. En el pié de la cruz, dejé mi vida quebrantada allí y le pedí a Dios que crearía algo bello de las cenizas de mi pasado.
Cuando mi matrimonio de seis años terminó en divorcio en 2009, tomé una vez más los pedazos de una vida destrozada y los dejó a los pies de mi Salvador, y le pedí que crearía una belleza con lo que me quedó de ella.
Mientras reflexiono en la última década, hay muchas preguntas que quisiera hacerle a Dios, pero la más apremiante ha sido: ¿Como encaja mi quebrantamiento en el plan perfecto de Dios para mi vida?
Muchas veces he arrodillado en el pie de una cama, o en el asiento de una silla, o en la quietud de una montaña, y con lagrimas de desesperación, he llorado la oración: "Señor, no entiendo lo que estás haciendo, o por qué hayas permitido que sucediera esto ... pero sé quién eres Tu, y en Tí confiaré."
Viendo hacía atrás, doy cuenta que los testimonios que hayan salido de los procesos de mi vida son mucho más poderosos que cualquier sermón que podría predicar.
Isaías 55 es mi capítulo favorito de la biblia, porque contiene recordatorios tiernos de Dios que no es nuestra responsabilidad entender lo que Él está haciendo... solo nos toca confiar en Él.
(v. 8-9 NTV)
"Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor—. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos."
(v. 11 NTV)
"Envío ... [mi palabra] y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe."
Tener fé en lo que Dios haya prometido requiere que no veamos el resultado de una situación, pues fé es creer en lo que todavía no esté manifestado. Una vez que lo invisible esté revelado, ya no requiere fé, sino la fé convierte en testimonio.
Tener fé significa creer que Dios proveerá para que pagues la luz de la casa, aún que no hayas cobrado de tu trabajo todavía, porque tu padre celestial sabe lo que necesites aún antes que le presentes tu petición. (Mateo 6:8).
Tener fé significa creer que la sanidad llegará, aún que el doctor esté ordenando más pruebas, porque en Jesucristo tu ya tienes victoria sobre la muerte. (1 Corintios 15:55-57).
Tener fé significa creer que tus hijos llegarán a aceptarle a Jesús, aún que ahora hayan desviado del camino sano, porque los hayas sanctificado en oración. (1 Corintios 7:14).
Tener fé signifca creer que la noche de tristeza no durará para siempre, y que aún que estés caminando a través de un valle de lagrimas y hayas olvidado como se siente el calor del sol en tu piel o la dulce risa en tus labios, crees que Dios llevará las lagrimas que brotes hoy y las convertirá mañana a rios de gozo que inundarán tu rededor con risa y esperanza. (Salmo 30:5-11).
Un hermoso nombre de Dios es Jehová-Sama, lo que significa, "El Señor Está Allí." (Ezequiél 48:35)
El Señor no está alejado de tí, viéndote desde las nubes del cielo - Él está allí.
No está distraido por las necesidades de otros e ignorante de tus luchas - Él está allí.
No está caminando a distancia de tí para evitar tus imperfecciones humanas - Él está allí.
Deuteronomio 31:8 NTV
No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará
Hebreos 13:5-6 NTV
Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré» Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda, por eso no tendré miedo. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?»
Si podríamos reconocer el mérito de alguien que creía en las promesas de Dios aún cuando las circunstancias creaban incertidumbre, sería Abraham y Sara. En Romanos 4 y Hebreos 11 los autores explican la razón por cuál Abraham y su esposa son heroes de la fé:
Hebreos 11:8-10 (NTV)
Fue por la fe que Abraham obedeció cuando Dios lo llamó para que dejara su tierra y fuera a otra que él le daría por herencia. Se fue sin saber adónde iba. Incluso cuando llegó a la tierra que Dios le había prometido, vivió allí por fe, pues era como un extranjero que vive en carpas de campaña. Lo mismo hicieron Isaac y Jacob, quienes heredaron la misma promesa. Abraham esperaba con confianza una ciudad de cimientos eternos, una ciudad diseñada y construida por Dios.
Hebreos 11:11 (NTV)
Fue por la fe que hasta Sara pudo tener un hijo, a pesar de ser estéril y demasiado anciana. Ella creyó que Dios cumpliría su promesa.
Hebreos 11:17-19 (NTV)
Fue por la fe que Abraham ofreció a Isaac en sacrificio cuando Dios lo puso a prueba. Abraham, quien había recibido las promesas de Dios, estuvo dispuesto a sacrificar a su único hijo, Isaac, aun cuando Dios le había dicho: «Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus descendientes» Abraham llegó a la conclusión de que si Isaac moría, Dios tenía el poder para volverlo a la vida; y en cierto sentido, Abraham recibió de vuelta a su hijo de entre los muertos.
Romanos 4:20-21 (NTV)
Abraham siempre creyó la promesa de Dios sin vacilar. De hecho, su fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a Dios. Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete.
Si te sientes que estés caminando en un camino menos transitado, con pocas farolas para alumbrar tu camino, no estés solo. A través de la historia, Dios le ha llamado a hombres y mujeres como tu y yo a salir de nuestros zonos de seguridad y caminar hacía lo desconocido. No nos dice lo que nos espere en el camino, ni lo que vayamos a experimentar en nuestro andar. Sin embargo, nos ha dado una promesa inmutable:
(1 Corintios 2:9 NTV)
«Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado, lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman».
Quizás no entendamos lo que estés haciendo, Dios ... pero sabemos quién eres Tu - Eres bueno, eres fiel, y estás aquí. Confiamos en Tí.
No comments:
Post a Comment